sábado, 16 de junio de 2007

Ya han habido ciegos de nacimiento que han hablado de la luz. Los sordos, igual que ellos, tienen también un conocimiento "teórico-practico" del sonido, a través del tacto perciben sus vibraciones como los ciegos pueden sentir en la piel si la luz solar es más o menos intensa. Creo que hay quienes nacen privados del gusto o el olfato, pero no sé si hay alguna disfunción genética que prive del tacto; al de la piel me refiero.
¿Cómo podría explicarse el tacto a quien que no tuviese esa noción?
(Tampoco se puede hablar de fumar sin fumar. El que fuma, enciende el pito antes de empezar a hablar, el que no, no sabe de qué habla y además le molesta el humo).
Luego están los sentidos compuestos, sin órgano específico: el equilibrio o el sentido común. El saber estar, otro sentido extraño, parece que se pone aprueba cuando se trata con quienes se perciben como conocedores de algo que no terminamos de identificar...Pero si se intuye, se sabe: si se ve su sombra se reconoce la sustancia; así que quien se acerca a ese sabedor de lo difícil de desentrañar, ya sabe lo que busca...reafirmarse. Ejemplo: No es lo mismo irse de cena con unos ilustres desconocidos que con unas celebridades. ¿Saber estar o saber superstar? Si las figuras tuviesen algún conocimiento hondo perderían el culo por cenar con esos don nadie pues son quienes les dan sustancia a sus sombras...Es el único conocimiento significativo que administrarían mejor los unos que los otros. Total, que si acepto al invitación a atravesar algunas puertas de la percepción, estas serían las de Huxley y no las de Blake.

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