Creo sinceramente que la mayoría de nosotros estamos capacitados para ser medianamente felices.
Por esa razón creo que vivir el drama de una existencia desgraciada, cuando queda una salida, debería quedar reservado a los genios; así como dedicar la vida a la justa causa de la indignación sólo debería admitírsele a los santos.
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1 comentario:
• Pues yo, santo indignado, debo estar en trámites de beatificación. Pero el cielo no me interesa.
• Saludos
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