lunes, 3 de septiembre de 2007

Algo es algo

Tan poca cosa es la conciencia frente a la nada que lo único que encuentra para reforzarse y darse sentido, es la misma nada.
Nada puede demostrar nadie de la muerte, no podría haber testimonio fiable de ningún muerto para alguien vivo acerca del significado de la desaparición de la conciencia, caso de que alguna vez se tuviera semejante cosa.
El creyente cree en vida, pero ¿puede creer desde la muerte? ¿En qué sería, entonces? El creyente cree en la prolongación de su conciencia más allá de la muerte, luego en lo que no cree es en la misma muerte; para él sólo existe la vida sin fin, lo que a mí me parece una definición del infierno o de la tercera reposición de Falcon Crest más que de la existencia. En esa existencia infernal, puede permitírselo todo. ¡Venga hipotecas y tortas de Guipuzcoa!
Quien no cree, sin más expectativas que unos años que se escurren cada vez más de prisa, puede tomarse la vida tan poco en serio como el creyente. O más. El sabrá. Pregúntele a él.
Si un día la ciencia consiguiera descartar a la muerte de la ecuación del ciclo vital, seguiría sin despejar la incógnita; se habría limitado a evitarla; que no por ciencia es tonta. La misma filosofía tendría poco que decir. Ese día más que nunca, las escuelas de pensamiento seguirían sin poder abrir un aula en el otro barrio.
La trascendencia de la muerte y las ideas que despierta de la realidad desaparecen en cuanto se recibe la visita de la enfermedad. Trascendente es poder volver a dormir después de que el dolor y la fiebre te hayan tenido cuatro días y cuatro noches seguidas despierto sin poder comer, sin tener qué defecar. Y sin poder pensar más que en dormir, comer y cagar, que es todavía peor. Trascendente es la hipodérmica y el antibiótico que le devuelven al cuerpo y al pensamiento las libertades de centrarse en esos temas cruciales para devolverlos al libre albedrío del acto ajeno a la voluntad; la cagada simple y sin estudios, digiriésemos. La píldora. El plato de sopa. El vaso de agua, mejor lleno agua, si puede ser. El clásico y socorrido paño húmedo y la mano generosa que nos enjuga la frente, aunque nos haya abofeteado cinco minutos antes.
Volver la vista a lo trascendente cuando se ha tenido una perspectiva desprovista de representaciones de la realidad, de explicaciones de la misma, es una broma de pésimo gusto, un asunto óptico trágico/dramatúrgico.
Yo trato de recordármelo cada vez que siento el sueño vencerme y me dejo caer en él despachurrándolo, cada vez que como demasiado, que bebo un vaso de agua, mejor lleno de vino; cada vez que abrazo, por muy en seco que dé ese abrazo, -por dios, que los hay de harina-; lo intento.
Y en esos momentos en que lo tengo presente, no sólo como un fragmento de información almacenado en la memoria sino repartido hormigueante y vivo por las yemas de los dedos, los sobacos y la punta de la...lengua, mi vida significa algo más que la nada.
Claro que esto lo digo yo. La nada opinará lo contrario con toda la razón.

Canta Lou Reed - Who am I? (Foto de cabecera, Eva Chica)

7 comentarios:

´´ dijo...

Los creyentes creen que hay vida sin cuerpo ? No se , yo solo conozco creyentes por tradición , que no se plantean demasiadas cosas , creen porque en su entorno han creido y ya esta , me parece que son la mayoria .

Recuerdo una vez que un amigo me dijo : La vida no es obligatoria .

y es verdad te puedes largar cada dia , vivir es tu opción , nadie obliga .

Coco Becerra (Pepe Boada) dijo...

Bueno, los creyentes católicos no renuncian ni al cuerpo; esperan la resurrección de la carne. Pero mientras llega el juicio final, ¿dónde meten el alma? ¿Les prestan un cuerpo provisional de su talla? Y si, por ejemplo, las piernas le vienen cortas, ¿se les podrá sacar, como a los bajos de los pantalones?

Montse dijo...

La vida, siempre vale la pena, i los creyentes que creen ciegamente en su fe, siempre estàn más tranquilos que nosotros.
La enfermedad siempre te plantea nuevos interrogantes, y te da que pensar, dimelo a mi, que llevo cuatro meses haciendo un tratamiento de rivavirina y de interferon, para luchar, contra la hepatitis C, y estoy fatal, lo peros es que me queda hasta marzo, lo mejor que me puedo curar.
Imaginate, como es la vida desde la enfermedad, encerrada en casa, necesitando cada vez más a alguien que te ayude, enfandandote y gritando a los tuyos, y después los remordimientos por haber sido tan cabrona.

´´ dijo...

Yo creo que la vida es muy fisica , que tenemos una parte espiritual , pero que el fisico es la base y no me refiero a estar cachas o ser guapo , sino a tener una cierta estabilidad fisica , creo que es lo primero y que luego se construye la parte emocional .

Coco Becerra (Pepe Boada) dijo...

Joder, Montse, vaya trance. Espero que te cuides y que te dejes cuidar por los tuyos todo lo que puedas. Creo que la hepatitis, aunque sea la C, tiene muy buen pronóstico; espero que el tratamiento te sea favorable, de verdad.
Yo viví de cerca el caso de un familiar cercano que lo tenía peor, lo tenía fatal; un problema de riñón con complicaciones y sin posible solución. El hombre se consumía y no podía dejar de estar cabreado; no era para menos, no tenía ni cincuenta años. Lo peor es que el cabreo de esa impotencia les caía encima a los hijos, que quedaron hechos polvo durante décadas después de la muerte de su padre. El hombre estuvo en su casa, muriendo prácticamente a diario durante más de un año. Pero no podía ser de otra manera, sabía que de haberse matado hubiera dejado destrozada a su familia; eso le cabreaba más todavía y trataba peor a su hijos. Entonces se sentía culpable, ardía por los remordimientos porque eran ellos quienes lo cuidaban...Era una pescadilla que se muerde la cola y no podía ser de otra manera, por eso era una desgracia.
La cuestión es que ante una desgracia de este tipo sólo cabe desarrollar paciencia, templanza...cualidades que, por mucho que se disponga de ellas, acaban desgastándose.
Y, cuando se gastan, no queda más remedio que recargarlas, como sea. Por lo menos, no perder de vista la voluntad de hacerlo.
Déjate cuidar por los tuyos, Montse. Ellos saben lo que necesitas mejor que nadie. Confía en que pronto podrás volver a valerte por ti...Y un día, espero que ese mucho más lejano, también llegará el momento en el que los tuyos necesitarán de tu ayuda.

estrella dijo...

Cada cual acepta la muerte de la manera que menos dolorosa le resulta. Yo creo que algo queda de nosotros en el éter...lo he sentido por mis muertos, que son muchos (demasiados). Quizás todo es psicológico pero lo cierto es que ‘tu’ teoría no es mejor que la mía.
Montse, no desesperes, tengo un amigo que pasó por lo tuyo y después de un año a vuelto a la normalidad, eso sí, haciendo una vida muy sana...casi lo envidio. Está estupendamente. Besos

NuNa dijo...

Dicen que el que nada no se ahoga.
Aunque tambien hay quien se ahoga en un vaso de agua (o de vino, en su defecto; y alugnos, los menos, hasta con un plato de sopa, si no está servida muy espesa).

Por si acaso, yo me suelo poner el flotador antes de sentarme a beber; te lo creas o no.

-CREER, COMO QUERER, ES UNA CUESTIÓN DE ESPACIO DISPONIBLE EN LA VOLUNTAD-