sábado, 8 de septiembre de 2007

Meter la pata


Soy un animal aparejado. O sea, tengo dos orejas, dos ojos, dos narices, dos brazos con su dos manos pertinentes al extremo de cada uno de ellos; por encima de estos tengo mis dos cabezas y por debajo mi par de piernas.
De estas últimas una no es mía, pero la siento ya como propia de toda la vida; tanto que si no la tuviera andaría a pies juntillas y saltando a la pata coja porque ya no me hallaría. Dicho esto, digo también que hay ocasiones en que me gustaría ser triancado, que trípode queda para quienes aspiran a sostener goniómetros, teodolitos o cámaras, seres fríos obsesionados todos ellos con la distancia.
El problema es que cada vez que he tenido ocasión de acortar espacio con una criatura coja o monopernil que pudiera acompasarse a mi aparejado caminar, he metido la pata. Por miedo a perder el equilibrio, claro.

2 comentarios:

alfonso dijo...


No me imagino yendo a la pata coja de aquí a Barna para comprobar los problemas in situ. Manda fotos.

Saludos

Ñoco!!! Y que me alegro de tu regreso.

Coco Becerra (Pepe Boada) dijo...

Coño, Ñoco, a la pata coja no, has venido con la máquina del tiempo...Volvemos a 2007, aquellos felices "dosmiles".