sábado, 9 de febrero de 2008

Ensalivo sólo de pensarlo, Salva


Hablar, hablar, lo que querían era hablar. Pero no hablar de cualquier cosa, claro, hablar por hablar no habría lengua ni dialecto que lo resistiese ni boca que vertiera la saliva requerida, quedarían deshidratados si se entregaran al hablar porque sí, como se respira o se odia a tanto desconocido de toda la vida.
Dándose codazos en la cola en espera de hablar- hablar con sentido, hablar de verdad- criaban mares de saliva espumosa sus bocas, sus axilas, los huecos interdigitales de sus manos, pies, muñones de Gibraltar, aletas y pedipalpos; sus ombligos ventrílocuos, las rajas que les dibujaban el culo entre las nalgas coloradas y cada circunvalación de sus cerebros grises-marengo: En cada vericueto de sus anatomías, tan tiernamente humanas, se ahogaban sus divinas almas en océanos de baba, braceaban desesperadas a la espera del salvavidas que prestase su oreja a escucharles las dudas existenciales que los martirizaban; sus carencias emocionales y psicomotrices, las fantasías sexuales heredadas de tíos abuelos adoptivos, los ceros positivos, negativos o neutros de sus cuentas, corrientes hasta el escapismo; sus lecturas literarias y del contador de la luz, sus delirios de grandeza y enanismo, sus frustraciones y su soberbia, magnífica soberbia de sus neurastenias refractarias a la industria farmacológica y al tráfico ilegal de estupefacientes pero dependientes de las infusiones de herbolario; sus chistes, pipas, chicles, caramelos y gaseosas sin gas, agua, botella ni tapón.
¡Hablar, necesitaban hablar! O en su defecto, follar en silencio; que para el caso viene a ser lo mismo.
-Pero, ¿qué dice usted? ¿Que ya no se le puede follar ni hablar de verdad y en serio, que sólo se le puede hablar por hablar? ¡Ni hablar! ¿Qué se ha creído?
Y allí sigue Salvador Salvatierra, otrora célebre oidor-oidor, serio-serio; con la oreja pegada al suelo esperando oír el tren que venga a arrollarlo, gastando su saliva en pegar sellos de correos mientras mete y saca su miembrecillo en un agujero de jugar al guá.
Tanto da, el cántaro a la fuente, amigos de la hostil naturaleza humana.
Tanto da, da, da.

PS. Excepcionalmente, en esta entrada no se contestarán los comentarios que pudieran recibirse. Avisados aquellos que los dejasen a pesar de todo, lo que debe pesar mucho, sepan que los suyos serán discursos vertidos única y exclusivamente por amor al arte del decir por decir.

6 comentarios:

Carlota dijo...

piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!

Carlota dijo...

da, da, da...

melusina dijo...

"O en su defecto, follar en silencio; que para el caso viene a ser lo mismo"

No lo había pensado. Qué razón tienes.

alfonso dijo...

Si no nos dejan hablar... al menos escribir.
Y hasta nos leen...
que no es poco.

Montse dijo...

Vaya Coco, tan transgresor como siempre, prefiero follar, la verdad es más beneficioso que ptras cosas.

Romana Lopez dijo...

hola la verdad es que como soy nueva en esto del blog no me he enterado muy bien de lo que cuentas, pero el video me ha gustado, muy bonito. Abrazos.