viernes, 28 de septiembre de 2007

Love is a many esplendorous thing

Tuve una novia que después de la primera noche me dijo: ¡Qué semental! Después de la segunda me dijo: Qué lastima, sólo con que la tuvieras un poco más gorda, llegaríamos a algo. La tercera noche me dijo algo que no entendí porque se lo dijo a otro.
Otra, los primeros días no dejaba de decirme que yo era su alegría. Al paso de las semanas, ya perdidamente enamorado por los ¡Dios mioses! que soltaba en la cama al compás de la pelvis-yo era de un romántico incurable hasta que me operaron para extirparme el alma- comenzó a decirme que volvía a llevarse bien con su marido. Al final, se acabó. Se acabó como tenía que acabar, con ella enamorada de él; nunca sabrá ese hombre lo que me debe ni yo querría cobrárselo porque mi fraternidad es vocacional.
Como palabras que me hayan enternecido hasta los huesos de los codos, recuerdo un:
-¿No quieres darme un poquito más por el culo?
o
-Subiendo en el ascensor pensaba en quitarme las bragas...¡A mi eso no se me había ocurrido nunca antes!
o
-Pero, ¿qué me haces?
-Daño- recuerdo que respondí yo.
Love is a many esplendorous thing.

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